Ante la creciente represión

El régimen económicamente neoliberal y políticamente concertacionista, no logra sostenerse sin aumentar la represión. No queda, al parecer, espacio para propuestas de políticas públicas moderadas. Los poderes fácticos exigen mano dura al ministro Pérez Y, y el ministro obedece como buen hijo de Pérez Z. Ello es una virtud, y el sr. Harboe (pariente de parientes de los Aylwin) por imponer mano dura, es postulado a un sillón en el Parlamento. La ultraderecha reta como cabro chico a Pérez Y y él le tira un papel al facho, pero a los pueblos y trabajadores les responde con balas. Con largas balas Made in USA. Eso que estamos en vísperas de elecciones. ¿Querrá la concertación perderlas a propósito? ¿Sus bien imprentádicos y premiádicos historiadores no les han dicho que la ultraderecha perdió las elecciones en 1938 por la matanza del Seguro Obrero, y la DC y la ultraderecha las perdieron el 70 por matanzas como la del Salvador y la de Pampa Yrigoyn? Muchos concertacionistas dirán que es muy exagerado titular “Represión en la dictadura bacheletista”, como se titula un artículo en la página Kaos en la red: “La nueva dictadura bacheletista se perfecciona: sigue sembrando represión y cosecha nuevos asesinatos, allanamientos y amedrentamientos para el pueblo”. Ante esta exageración, podríamos decir: “el régimen no es dictadura y la presidenta Bachelet no se puede comparar a Pinochet”. Entonces, ¿los carabineros se mandan solos en la IX Región, en las comunidades, en las poblaciones de Santiago o en las calles del centro cada vez que hay una manifestación por pacífica que sea? ¿No hay órdenes desde la Moneda? Los pueblos y los trabajadores, entonces, están en un Vía Crucis: de Herodes a Pilatos, y todos estos se lavan las manos. No basta con un par de cartas de concertacionistas llevadas a la Moneda. Deben expresar un efectivo repudio a los crímenes de lesa humanidad que se están cometiendo. Deben rechazar esta represión cada vez más aguda, contra medios de comunicación, contra organizaciones sindicales, contra activistas, contra manifestantes mapuche. Una buena señal sería la salida de Pérez Yoma, de la ministra apitutada Serrano, de la Jiménez, que con su tozudez sólo ha vuelto más conflictiva la educación pública y menos creíbles a las buenas voluntades de la monarca, perdón, de la Presidenta, tan aclamada por sus súbdit*s. Señales ahora, para que intenten rescatar algunos votos, en la puerta del horno de las elecciones. Total, las señales que han mandado a los inversionistas, como matar mapuche, no son válidas en lo que conocemos en esta modernidad como régimen democrático. Los pueblos y l*s trabajador*s, ya emiten las señales que les corresponden: cada vez hay menos miedo a la represión, y hay menos diferencia entre el "mal menor" y el "mal mayor".